Chile no ha sido la excepción, y como no es novedad, se ha adoptado este modelo europeo para contextualizar la realidad educativa nacional acerca de temas de inclusión educativa. Así, desde 1980, se consigna la inclusión y las N.E.E. como parte del currículo obligatorio de las escuelas dependientes del Estado. Además, se aumentan las subvenciones y se crean escuelas especiales, entre otras medidas para favorecer la inclusión educativa.[1]
Es loable entonces preguntarse cuáles han sido los avances en esta materia durante estas décadas al respecto. Las respuestas podrían calificarse de positivas en cuanto a la inclusión y a que la educación es un derecho para todos quienes quieran acceder a ella, pero ¿el fin es el mismo? , ¿Es realmente un derecho?
Desde la entrada en vigencia de la municipalización y la creación de un modelo privado-estatal en educación la cobertura se ha incrementado y no podemos obviar ese aspecto, pero los fines difieren de un modelo a otro. Veamos que a la luz de los resultados de los distintos sistemas de medición (SIMCE y PSU principalmente) se evidencian brechas enormes entre lo público y privado, siendo el último EL que alcanza de mejor manera los postulados del informe en cuestión. Y ¿qué pasa con lo público? Simple, se educa para adquirir conocimientos coherentes al desarrollo de una sociedad competitiva y productiva. En cambio, lo privado educa para crecer, para brindar mejores posibilidades de desarrollo cognitivo, social y económico, mientras que en la esfera pública pareciera que es solo una educación de reproducción de modelos sociales.
Y no se tenga un consenso social del para qué educamos, seguiremos estando lejos de los ejes centrales del informe señalado.
Rodrigo Collao.
Rodrigo Collao.
[1] Para mayor información visite: http://www.mineduc.cl/biblio/documento/Antec_historicospresenteyfuturo_EducEsp2004.pdf
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