viernes, 10 de diciembre de 2010

A 32 años de su publicación Informe Warnock: ¿Un fin para todos?

Han pasado treinta y dos años desde la publicación del informe Warnock, que si bien nace en Europa, la mayoría de los países del orbe han tomado los principales ejes de éste para adecuar sus políticas educativas.
En este informe, por primera vez, aparece el concepto de Necesidades Educativas Especiales (NEE), y en el cual se explicitan las formas de integración que los países deben adoptar como parte de sus políticas públicas y que deben estar basados en el postulado de que el fin de la educación es el mismo para todo los niños, es decir, una real educación inclusiva.

Chile no ha sido la excepción, y como no es novedad, se ha adoptado este modelo europeo para contextualizar la realidad educativa nacional acerca de temas de inclusión educativa. Así, desde 1980, se consigna la inclusión y las N.E.E. como parte del currículo obligatorio de las escuelas dependientes del Estado. Además, se aumentan las subvenciones y se crean escuelas especiales, entre otras medidas para favorecer la inclusión educativa.[1]

Es loable entonces preguntarse cuáles han sido los avances en esta materia durante estas décadas al respecto. Las respuestas podrían calificarse de positivas en cuanto a la inclusión y a que la educación es un derecho para todos quienes quieran acceder a ella, pero ¿el fin es el mismo? , ¿Es realmente un derecho?

Desde la entrada en vigencia de la municipalización y la creación de un modelo privado-estatal en educación la cobertura se ha incrementado y no podemos obviar ese aspecto, pero los fines difieren de un modelo a otro. Veamos que a la luz de los resultados de los distintos sistemas de medición (SIMCE y PSU principalmente) se evidencian brechas enormes entre lo público y privado, siendo el último EL que alcanza de mejor manera los postulados del informe en cuestión. Y ¿qué pasa con lo público? Simple, se educa para adquirir conocimientos coherentes al desarrollo de una sociedad competitiva y productiva. En cambio, lo privado educa para crecer, para brindar mejores posibilidades de desarrollo cognitivo, social y económico, mientras que en la esfera pública pareciera que es solo una educación de reproducción de modelos sociales.

Y no se tenga un consenso social del para qué educamos, seguiremos estando lejos de los ejes centrales del informe señalado.

Rodrigo Collao.

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